martes, 4 de junio de 2013

Marnatón La lluna


Por desgracia de mis lectores y por fortuna mía empiezo a tener más experiencia en travesías a nado, y lo noté. Sin embargo, falta por mejorar pequeñas cosas que no me permiten disfrutar del mar.

Este tipo de competiciones están para disfrutarlas, pero para ello se ha de pasar varias veces por el sufrimiento de la inexperiencia.

A las 6:50pm estaba preparado en la línea de salida: vaselina impregnada tras las axilas y el cuello, neopreno bien cerrado, gorro puesto y gafas ajustadas. 

Suena el bocinazo de salida, no estoy muy nervioso pues sé que estoy preparado de sobras para acabar esta travesía de 4,5 km. El objetivo es bajar de 1h: 30min.

El mar está algo revuelto, la corriente en contra se nota. Lo bueno es que es un ida y vuelta, lo que me frena ahora es lo que me impulsará luego. El inicio de estas competiciones siempre se hace un poco pesado. Recibo varios golpes y choques hasta la primera boya, donde adquiero un espacio asequible para pinchar con fuerza el mar.
 
 

Empiezo a adelantar a marnatonianos con facilidad. Me siento muy bien, noto que avanzo con mucha velocidad para lo que suelo hacer. Clavo el brazo bajo el agua y lo mantengo hacia adelante como si quisiera dislocarme mi propio hombro, eso es lo que me hacía ir más rápido que el resto de mi grupo. Al sacar el brazo del agua lo hago con parte de mi caja torácica para volver a entrar con la ayuda de la gravedad. Por lo general pienso en utilizar bien la complicada técnica del nado en cada brazada.

Los problemas llegan, me entra agua en el ojo derecho. Esto es de lo más incómodo que pueda pasar, cada vez que roto la cabeza el ojo me lo hace saber con un escozor. Es soportable, aguanto con ello hasta mitad carrera.

A mitad carrera hay que salir del agua y correr unos 10 metros por la playa. Esto me va muy bien para apretarme fuerte las gafas. Al rato aprenderé que existe una tremenda diferencia entre apretar y ajustar.

La vuelta se hace muy incómoda cuando debería ser al revés. Las gafas me presionan tanto los ojos que empiezan a doler. Las pestañas chocan con el cristal en cada pestañeo, esto me evita ver las boyas con claridad. Cuando no se tiene claro dónde está la bolla se cambia más de dirección que una mosca en una discoteca.
 
 

El ritmo es muy bueno, nado con fuerza y me sobra mucha energía por sacar. Seguía adelantando nadadores aunque me volvían a coger por nadar en “eses”.

Llego a meta un poco mareado pero muy sobrado de fuerzas, podría haberme exprimido bastante más. Alzo la cabeza para mirar mi tiempo y veo 1h:15min en el marcador (un tiempo real de 1h:11min). Objetivo más que cumplido, se han notado los duros entrenos.
 

Una notable mejora en la primera disciplina del triatlón en estos últimos meses. Ahora hay que seguir entrenando duro para mejorar más estos tiempos.

Salud y km