Por desgracia de mis lectores y por fortuna mía empiezo a
tener más experiencia en travesías a nado, y lo noté. Sin embargo, falta por
mejorar pequeñas cosas que no me permiten disfrutar del mar.
Este tipo de competiciones están para disfrutarlas, pero
para ello se ha de pasar varias veces por el sufrimiento de la inexperiencia.
A las 6:50pm estaba preparado en la línea de salida:
vaselina impregnada tras las axilas y el cuello, neopreno bien cerrado, gorro
puesto y gafas ajustadas.
Suena el bocinazo de salida, no estoy muy nervioso pues sé
que estoy preparado de sobras para acabar esta travesía de 4,5 km. El objetivo
es bajar de 1h: 30min.
El mar está algo revuelto, la corriente en contra se nota.
Lo bueno es que es un ida y vuelta, lo que me frena ahora es lo que me
impulsará luego. El inicio de estas competiciones siempre se hace un poco
pesado. Recibo varios golpes y choques hasta la primera boya, donde adquiero un
espacio asequible para pinchar con fuerza el mar.
Empiezo a adelantar a marnatonianos con facilidad. Me siento
muy bien, noto que avanzo con mucha velocidad para lo que suelo hacer. Clavo el
brazo bajo el agua y lo mantengo hacia adelante como si quisiera dislocarme mi
propio hombro, eso es lo que me hacía ir más rápido que el resto de mi grupo.
Al sacar el brazo del agua lo hago con parte de mi caja torácica para volver a
entrar con la ayuda de la gravedad. Por lo general pienso en utilizar bien la
complicada técnica del nado en cada brazada.
Los problemas llegan, me entra agua en el ojo derecho. Esto
es de lo más incómodo que pueda pasar, cada vez que roto la cabeza el ojo me lo
hace saber con un escozor. Es soportable, aguanto con ello hasta mitad carrera.
A mitad carrera hay que salir del agua y correr unos 10
metros por la playa. Esto me va muy bien para apretarme fuerte las gafas. Al
rato aprenderé que existe una tremenda diferencia entre apretar y ajustar.
La vuelta se hace muy incómoda cuando debería ser al revés.
Las gafas me presionan tanto los ojos que empiezan a doler. Las pestañas chocan
con el cristal en cada pestañeo, esto me evita ver las boyas con claridad.
Cuando no se tiene claro dónde está la bolla se cambia más de dirección que una
mosca en una discoteca.
El ritmo es muy bueno, nado con fuerza y me sobra mucha
energía por sacar. Seguía adelantando nadadores aunque me volvían a coger por
nadar en “eses”.
Llego a meta un poco mareado pero muy sobrado de fuerzas,
podría haberme exprimido bastante más. Alzo la cabeza para mirar mi tiempo y
veo 1h:15min en el marcador (un tiempo real de 1h:11min). Objetivo más que
cumplido, se han notado los duros entrenos.
Una notable mejora en la primera disciplina del triatlón en estos
últimos meses. Ahora hay que seguir entrenando duro para mejorar más estos
tiempos.
Salud y km