viernes, 4 de septiembre de 2015

Venciendo a la historia

Hace años escribí una entrada en mi blog que se titulaba compitiendo contra la historia. Hablo de una carrera de 6 km donde logré la primera posición pero no superar el record histórico de la prueba, batido 20 años atrás.

Al siguiente año volví a correr y perdí dos minutos respecto al año anterior. Fue un verdadero bajón ver que en cuestión de un año he pasado de ser el que casi logra el “imbatible record” a el que nunca lo conseguirá. Es allí donde me prometí que algún día lo lograría.

Teniendo en cuenta de que estoy en la mejor edad para esta distancia no podía dejar pasar muchos años así que empecé a entrenar con varios objetivos en la cabeza, entre ellos, batir el record.

Vuelvo a estar después de 3 años otra vez aquí, ante la expectativa de la gente del pueblo. Varios días han pasado que mis compañeros y otros me van preguntando si me veo capacitado de lograr aquello que nadie lo ha hecho en 23 años. Batir un record de alta dificultad. Algunos siguen pensando que es imposible, otros no se la juegan y los mejores saben que lo haré. Yo… confío en mí.

Suena el disparo inicial y encabezo la carrera a un ritmo muy fuerte, quiero perder de vista el grupo rápido y centrarme 100% en mí: Mi respiración, mis ritmos, mis tiempos… Hago un primer quilómetro por debajo de 3min/km. Si sigo corriendo con esta intensidad lo lograré.

La carrera es espectacular por dos motivos: Por el reto de batir algo que la gente no se espera y por el ambientazo. A pocos metros de mis zancadas se encuentra un coche donde están mis amigos animándome a pulmón abierto, de lo que estoy muy agradecido. Esto hace que uno pueda dar su máximo rendimiento en carrera ya que cuenta con una parte hecha, posiblemente la más importante: La motivación.

Llego hasta arriba del puerto en 9:50, 10 segundos menos respecto a mis cálculos, que ya cuentan con un amplio margen de error. A priori cualquier persona pensaría de que esto está hecho, pero yo no lo veo tan claro. Estoy muy cansado de pulmones y de musculatura.

Empiezo a notar en la bajada un pinchazo en el costado que cada vez es más agudo, para evitarlo procuro apretar las abdominales pero eso penaliza el ritmo de mi respiración.

En estas situaciones el cuerpo se empieza a descontrolar, me explico, la respiración entra y sale sin sentido y sin ritmo, la técnica de pisada va como quiere, las zancadas arrítmicas… Si dejas que esta situación te siga controlando llega un punto que caes al suelo. Hago grandes esfuerzos de cabeza para seguir lo más entero posible.

Exceptuando algunos tramos cortos logro seguir con un ritmo muy alto, pero me queda el último quilómetro y aunque parezca que lo voy a conseguir mi situación es catatónica y se incrementa mi malestar de una manera vertiginosa.

Cierro los ojos y pienso en la meta, pero no puedo, mi cabeza tiene que estar pendiente de la carrera, estoy a sólo 700 metros y lo único que tengo que hacer es mantener el ritmo.

Me meto la mano en el bolsillo del pantalón y saco un elefante que apunta con la trompa hacia el cielo. Lo agarro con el puño y aprieto con fuerza para combatir estos últimos metros.

Supongo que dejar al lector sin explicación respecto a dedicar un párrafo a un elefante sería un tanto confuso. Allí va: Hace unas dos semanas mi novia, Patricia, me regaló un pequeño elefante que proviene de Thailandia. Su función es darme suerte en las carreras.

Sinceramente, no creo en la supersticiones, pero si en el poder de la mente, y este amuleto lleva consigo un sentido y una valía que no me cabe duda que me hará luchar por encima de mis posibilidades el último tramo de la carrera. Dejo caer que el último quilómetro lo hago en 2:47min/km

Tras unos 3 años del día que prometí batir el record cruzo la meta con un tiempo inferior al que se hizo hace 20 años. Eso quiere decir que lo he conseguido. Ahora, en la cursa de Coll de Gomara, que es tan cutre como importante a nivel personal para mí, hay un nuevo record histórico.
Hoy, empieza la cuenta de esta nueva historia, y no terminará hasta que alguien decida batirlo de nuevo. Ya me puedo imaginar, dentro de más de 20 años, quien será…

Salud y km,