lunes, 19 de marzo de 2012

La personalidad del Triathleta

Varios estudios estadísticos y econométricos basados en interrogatorios tanto orales como escritos han demostrado que el deporte condiciona la vida de las personas. Cada deporte tiene detrás una personalidad que se impone sobre aquel que lo practica con frecuencia.
No creo que sea necesario recurrir a amplios estudios llenos de un curioso lenguaje (Que si la varianza es tanta, que si la autocorrelación nos muestra esto, que si el análisis es homogéneo o no…).  Es obvio, ¿Se acaso Taison es tranquilo, Contador vago y Nadal desordenado? , están donde están en parte por su forma de ser, porque su personalidad se adapta perfectamente al deporte.
No compararé al ciclista, el nadador y el corredor porque son prácticamente iguales. Prefiero hablar de la personalidad del triatleta, o lo que es lo mismo, la personalidad del nadador, del ciclista y del corredor.
Empezaré por una frase (o “la frase”) de Josef Ajram: “¿Where is the limit?” El triatleta tiene muy claro que siempre puede mejorar, que los retos que se pueda plantear uno son infinitos… Viven al aire libre, no tienen techo. “En el momento que olvidas a la superación, dejas de ser Triatleta”.  L a superación va de la mano con la constancia, cumplir con unos objetivos deportivos, con unas marcas, unos tiempos… Como se le quiera llamar, se ha de estar al pie del cañón.
Madre mía… cuantas veces he escuchado: “A partir de ahora voy a salir a correr X veces por semana” o “Vas a flipar como voy a estar en un par de meses”, la más divertida de todas: “Este veranito voy a ponerme las pilas”, me hace gracia por que mira que hay cuatro estaciones del año para escoger y se decide coger la más difícil de todas, lógicamente, los que me lo han dicho no lo han conseguido ni de broma, y cada noche que estás de fiesta con ellos te dicen: “nono tranqui, esta es mi última farra antes de mi macroentreno”. Esto no es constancia. El que tiene el corazón triatleta es distinto: “Hoy no salgo, mañana a primera hora voy en bici”, Renuncia a la salida en el momento, no lo deja para un futuro. Esto es constancia.
La superación y la constancia son íntimos amigos del sacrificio. Sin sacrificio no se llega ni a la panadería. Nadie está descansando en laureles cuando está subiendo una cuesta en bici, corriendo a fuerte ritmo o nadando con garra. Se requiere mucho Coraje  para llevar con fuerza este deporte, se requiere sufrir, eso sí, siempre por un bien mayor. “El sufrimiento es pasajero, la victoria eterna”. En este deporte nunca se escucha “No puedo más”, porque ese es un fracaso y un triatleta se siente avergonzado. Cuando no pueden más, se paran y lloran o gritan de rabia. ¡No es broma!, el que no se lo crea que mire videos del IronMan, el que para, fracasa y… llora, pero como un hombre (No es un comentario machista, importante decirlo porque hoy en día la gente está muy sensible).
Lo mismo con la auto-exigencia,  la voluntad, fortaleza, perseverancia…
Hay uno interesante, La lealtad y el honor. Increíble pero cierto. ¿Para qué se necesita ser leal en un deporte como este? Está claro que nadie va a pisar al otro (hablando tanto literalmente como metafóricamente) para ganar. Es muy difícil de explicar, pero el que practica este deporte es leal hasta la médula, no desprecia nunca la victoria del otro. Se le da mucho valor a la victoria, y la suerte o los míticos “¿porqués?” (Con el acento portugués), no existen. La victoria se la ha ganado y punto. Siempre competitivos hasta el final, pero uno acaba compitiendo contra sí mismo.
Anexo dos videos, el primero deja bien claro el significado de sacrificio, madre mía si lo deja claro... El segundo, es increíble, ¡esto es NO RENDIRSE!
Considero interesante comentar para el segundo vídeo algo que ya digo en la entrada “el duathlon infernal”:
“Lo importante no es participar, esto es un cuento que les venden a los chavales que no ganan nunca. Lo importante, es acabar. Si no acabas, no has participado. (Cada uno se adapta el cuento a como le venga mejor a él)”.

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