martes, 17 de febrero de 2015

Medio Maraton de Barcelona

Entro en el primer cajón de la carrera dispuesto a calentar un poco. Aquí están todos los corredores potentes de la carrera. La pregunta que me hago es: ¿Me merezco estar aquí? El tiempo lo dirá.

Me pego a la liebre que marca 1h:15min. Es un corredor que porta una bandera con el tiempo escrito y representa que va a llevar un ritmo constante para hacer ese tiempo. Mi objetivo inicial era 1h 17min, pero por dos minutos no voy a defraudar el trabajo de las liebres, así que me marco aguantarles hasta meta.

Suena el disparo inicial y salgo en una fila bastante atrasada. No me veo muy perjudicado por que el ritmo ya es alto, pero no lo suficiente, las libres se me alejan, al km 1 ya les tengo que recortar 100m.

No es nada sencillo recortar distancia a ese pelotón. No puedo hacer un sprint porque me perjudicaría enormemente, tampoco puedo dejar pasar mucho rato sin estar allí metido porque corro el riesgo de correr sólo.
Marco un ritmo fuerte y al km 2 me junto al grupo, paso de notar el gélido viento a sentirme acogido por el calor de un pelotón. Ahora ya es todo pan comido, hay que aguantar allí hasta el final… Suena un poco aburrido, y para aburrirme me hubiese ido en bici.

Me ciño a la realidad del momento, y esta no es otra que me siento fuerte. A medida que pasan los km voy perdiendo el miedo y empiezo a tomar la iniciativa del grupo. Me coloco como líder de grupo y no me lo callo:

“Vamos, un punto más” (Los extranjeros del pelotón me miran algo raro)

No estoy del todo seguro que haya sido una buena idea. Si aguanto bien en el grupo de 1:15 y mi objetivo era 1:17 para que quiero más si eso conlleva asumir el riesgo de desfondarme en plena carrera.

Me empiezo a hacer preguntas y me entra el miedo, no sé si estoy dejando la prudencia de lado y retomando los viejos tiempos donde pensaba que podía con todo y salía corriendo junto con los keniatas.

Me viene la imagen a la cabeza de cuando estuve corriendo en una milla por delante de dos olímpicos pensando que era un prodigio de la naturaleza. El resultado final fue cruzar la meta en tercer lugar tirando la mesa de isotónicas al suelo. Es posible que no esté dosificando bien.

No recuerdo ni una sola carrera en la que haya decidido bajar el ritmo por conformismo (que asco me da esta palabra). Y esta, evidentemente, no va a ser la primera. Fuerzo aún más y dejo atrás el pelotón completo. Un par de corredores intentan aguantarlo pero se caen al poco rato y vuelven al pelotón donde estaban tan a gusto.
“Venga, calentitos para casa”

Empiezo a adelantar pelotón tras pelotón. Corro sólo, aunque no sea lo ideal, me encanta sentir el viento que intenta frenarme, eso significa que estoy por encima de los grupos y que he venido  a luchar sin ayuda de nada ni de nadie.

No me dejé el último sprint, es una manera que tengo de agradecer a todos los que me están apoyando. Algunos piensan que soy imbécil, porque pasar de la posición 80 a la 79 llevando las piernas al límite es absurdo… Pero no lo es, esos últimos sprints que he hecho en entrenos y carreras son los que me han enseñado la parte más dura del deporte: “Saber sufrir”.

Cruzo la meta en 1h y 14 minutos. Lo he conseguido.

El medio maratón es una competición muy completa: Requiere resistencia, potencia y mucha cabeza, esta en concreto la recomiendo enormemente, hay un ambientazo bestial y el nivel es muy alto, tanto que puedo decir tres cosas:

“Yo corrí la carrera donde se batió el record mundial de medio maratón femenino en los cuatro parciales”

“Si fuera mujer y me llamara giorginas me hubiese subido al pódium con la corredora que sostiene el record mundial”

“La manera de conocer bien una ciudad es corriendo”

Me gustaría felicitar al equipo completo de Decathlon que acabaron la carrera, y eso ya es mucho cuando se están hablando de 21 km. En especial a Mostafa, que tras haber recibido varias mozas de los compañeros, finalizó la carrera bajando de las 2 horas. Pero lo más gracioso fue su llegada: un tío cruzando el arco de triunfo mientras gritaba: "¡CALLANDO BOCAS! ¡CALLANDO BOCUELOS A LA PEÑA!" (Miradas sorprendidas a su alrededor) . Claro que sí.

Salud y km