Dos años después me dispongo a competir de nuevo un duatlón
en la Ametlla del Vallés: 6 km a pie, 22 km de btt y 3km a pie. Esta vez voy
mucho más preparado sobre la bici, ruedo mejor sobre terrenos fuertemente
técnicos.
El duatlón es una competición que siempre me ha jugado malas
pasadas, siempre me pasa algo, o me desfondo por una mala dosificación o se me
parte alguna pieza de la máquina. Esta vez la afronto con la experiencia de
haber tenido malas experiencias, ¿Hay algo peor que hacer el duatlón entero
corriendo por romper el cambio? No. Estoy curado de espantos.
Se da la señal de salida. Decido tomar una estrategia
prudente y salgo con un ritmo muy tranquilo.
“Voy a disfrutar esta carrera, no me voy a dejar la vida en
ello”
Siempre me digo lo mismo y es mentira. Supongo que es una
manera de auto engañarme para no pensar en lo que me espera. Salgo tranquilo, sonriente,
como el que va a dar un paseo. Pero al segundo 3, alguien me adelanta… Y cambio
de idea:
“Voy a ir a muerte, no me adelanta ni uno más”
Poco a poco voy apretando el ritmo y gano posiciones. Aunque
el terreno es duro y desnivelado completo la primera parte con aire en los
pulmones y mucha energía muscular. Por fin aprendo a utilizar la cabeza y no
salgo a toda pastilla pensando que la moto guía va a tener problemas para
ganarme.
Transición eficiente, no pierdo tiempo. Y lo mejor de todo: ¡No
me dejo nada! He llegado a dejarme las gafas de natación puestas. Aunque hay
peores que yo, un artista (porque no tiene otro nombre) que salió corriendo
pensando que la bici era lo último. Bueno, al tema:
La segunda parte es la más dura de la carrera, los caminos
son técnicos tanto de bajada como de subida. Sigo adelantando sobre las ruedas,
pero cada vez cuesta más. Voy subiendo el listón y cada grupo que cojo me lo
pone más difícil.
Me quedo con los exigentes, en las subidas aguanto el grupo.
En las primeras bajadas también, hasta que me doy cuenta que estoy poniendo en
juego clavícula, radio, cúbito y peroné.
Tengo la mala fortuna de descentrar la llanta con una roca. No
voy sobrado de piernas como para ir ahora con una rueda frenada. Allí pierdo
posiciones, pero sigo dando guerra.
El neumático trasero me defrauda, me resbala la rueda en
tramos fuertemente inclinados. En una ocasión la rodilla impacta contra el
manillar e insulto al neumático como si estuviera en una discusión
discotequera. El duatleta que corre a mi lado mira al neumático y acto seguido
me mira a mí, como diciendo: “Tío, que es un neumático, no te va a escuchar”.
Acabo la segunda parte de la competición y efectúo una
transición muy rápida. Ya sólo me quedan 3km. Espero no desfondarme como ya me
pasó hace dos años.
La última parte de la carrera la hago a un muy buen ritmo,
nadie me adelanta y paso a varios a un fuerte ritmo.
Buenos resultados:
Posición total:
77 de 208 duatletas
Tiempo total:
02:11:25