viernes, 19 de junio de 2015

Medio Maratón Trail Vacarisses

Suenan los cuartos de las campanadas, estamos todos a la espera de la campanada principal para salir al ataque. Los corredores que tengo a mi lado me suenan de vista de otras carreras. Posiblemente yo también les sonaré a ellos, no es muy usual ver en las primeras líneas un chaval vestido de pies a cabeza con la equipación de Kalenji.

Salimos y cojo la cabeza de la carrera, me encanta girarme y ver como se van descolgando los corredores hasta que nos quedamos un pequeño grupo.



A los 100 metros me adelanta un grupo de 5 corredores a 2:52 el km. “No les sigas, este ritmo no se aguanta ni medio minuto más” Me retraso y me pongo en la cola del primer grupo de carrera.

Llega la primera subida y vuelvo a retomar mi posición, ahora si que no me muevo. Tengo un ciclista delante que nos marca el camino y eso ayuda a pensar sólo en mis ritmos sin tener que pensar en no perderme.

A os 4 km me siguen 4 corredores, uno pegado a mi nuca y tres a unos 10 metros de distancia. Creo que es hora de hacer algún ataque, me siento muy bien y quiero aprovecharlo.

Cogemos el primer “corriol” y aprieto el ritmo con mucha fuerza. Al finalizar esta primera subida me giro y ante mi sorpresa veo el segundo corredor que no se ha dejado imponer. Me entra un poco el miedo, he apretado mucho y no es normal que me haya aguantado.

Vuelvo ha hacerlo en la bajada. Bajo arriesgando en cada salto y derrapando con la suela en las curvas. Pero aún yendo más rápido no logro perderle de vista. Está claro que es un buen corredor.

Estamos así hasta el km 7 que vuelvo a atacar y no logra aguantar el ritmo. Ahora sí, corro sólo. Me siento muy bien y puedo controlar un buen ritmo sin agotarme demasiado. La carrera es larga (22 km) y quiero aprovechar mi energía al final. De todas maneras no puedo permitir que el segundo corredor me vea, no quiero darle pistas de cómo voy ni dónde estoy.






Me siento bien en todo momento: En las bajadas soy técnico, en las subidas potente y en el plano constante. Pierdo el miedo, estoy corriendo muy rápido y no noto en ningún momento que decaiga.

Empiezo a ser prudente y bajo el ritmo para asegurar un buen final. Para que exprimirme a mi 100% asumiendo el riesgo de petar. Tengo muy clara una cosa: Voy a ganar. Sonrío y aprieto el puño.

Soy el primero, y no ha sido fácil: Madrugones, levantarse del sofá a regañadientes, salir con lluvia, viento, frío, calor, gritos, sufrir desesperos, impotencia, dolor, caídas, rascadas, contusiones, esguinces…  Pero todo esto tiene una contrapartida que supera con creces las malas pasadas: Liderar una carrera.

En el último km se que he ganado, voy justo detrás de las dos bicis que me abren el camino entre los corredores que están subiendo por el km 12-14 (coincidía el recorrido en ese tramo). La gente me aplaude y me anima.

Escucho al speaker que dice que he batido el record de las otras ediciones por cuatro minutos. Me quedo gratamente sorprendido sabiendo que he llegado en buen estado.

He de felicitar a la organización porque en este caso ha sido excelente. Voluntarios en todo momento, cada metro señalizado y unos avituallamientos excelentes. MUY BIEN.

Otro pódium como embajador de Kalenji. Orgulloso de estar en este gran equipo.

Salud y km técnicos.




domingo, 7 de junio de 2015

Luchar hasta el último metro

Poco antes de salir mi padre me pregunta qué tiempo objetivo quiero hacer. Siempre me ambiciono mucho en las carreras, eso tienen su parte positiva y su parte negativa, pero lo que está claro es que si tu objetivo es ser el mejor, has de asumir esta virtud.

“Quedar primero”


Soy plenamente consciente de lo que digo es muy complicado. Cierto es que es una carrera popular y el nivel no es muy elevado, pero siempre se cuela una primera línea de “Pros”.

Pero, ¿Porqué no puedo ser yo también uno de ellos?. Hoy quiero demostrar que estoy en esa línea vestido de pies a cabeza de Kalenji y no pienso dejar nada fácil el pódium.

Salgo el primero, me coloco detrás del coche y me digo a mi mismo “Este es tu sitio”.

Al km 2 estamos solos otro corredor y yo. Es un chaval imponente: Alto, fibrado y, evidentemente, de un club de prestigio.

La primera subida me desmarco y me coloco en primera posición completamente sólo. Estoy algo asustado, hay buenos corredores y les estoy sacando un buen trecho, no se si he caído en el clásico error del corredor: El ritmo regresivo.

Km 5. Sigo primero y con cierta distancia, de todos modos, se que mi cuerpo empieza a quejarse demasiado. Las piernas


ralentizan la velocidad de manera automática, soy yo que he de tirar de mente para que no decrezca el ritmo. El flato empieza a florecer de una manera punzante y aguda, por tanto, la respiración hace lo que quiere.

Hasta el km 8 no bajo el ritmo. Me giro y veo a lo lejos al segundo y el tercer clasificado. Sé que si aguanto a este ritmo la carrera es mía, pero sinceramente, estoy en mis últimas. Aunque estén muy lejos me están recortando distancia y eso me hace pensar en lo que nunca se puede ni si quiera plantear. No, cuando has venido a lo que has venido.

“Bueno, si estos dos me pillan, el tercer puesto lo tengo bastante asegurado”

Rápidamente cambio, plantearse la opción de perder posiciones es el inicio del fracaso.

“Jorge, cualquier cosa que no sea ganar, es un fracaso”

Puede parecer que sea demasiado duro con migo mismo, pero os aseguro que en estos momentos has de auto exigirte mucho. Si esa opción planteada llego ha aceptarla, quedo tercero con suerte. Por eso he de cerrar los dientes y aguantar como sea hasta el final, pero si una cosa tengo clara, es que cruzaré la meta dando mi 110%.

Últimos 100 metros giro la cabeza y no veo al segundo clasificado, aún así repito el movimiento los últimos 50 y los últimos 10 metros antes de llegar a meta.

Se que he ganado, lo he conseguido. Ahora me toca disfrutar del momento, cruzo lº la meta con los brazos levantados ante los aplausos de todo el público, ante las felicitaciones de un speaker y sobretodo ante mis propias felicitaciones.

Muy contento con el resultado, sobretodo de haberlo conseguido con el Kalenji Team, al cual agradezco el apoyo recibido.

La conclusión de la carrera es evidente: “El dolor es temporal, puede durar un minuto, una hora o hasta incluso un día, pero la victoria, es eterna”

Salud y km