Año 1902: Vicente Blanco miraba los papeles de la
inscripción con ambición en un bar de Bilbao, costearse esta competición
implicaba quedarse literalmente sin un sólo duro. Tampoco estaba preparado, el
recorrido era hasta ese día el más duro que se había planteado nunca, una
cuarta parte de los ciclistas cancelaron su inscripción.
La punta de la pluma vibraba al ritmo de su mano. A una sola
firma para ser el primer ciclista inscrito en el Tour de Francia. La mirada
estaba clavada en esa hoja, por un lado la prudencia y la responsabilidad le
negaban esa firma, pero por otro lado estaba su coraje. Desvió la mirada al
anuncio otra vez y leyó algo que le hizo tomar una decisión: " El corredor
sale sólo a la aventura"
Todo su dinero lo gastó en esa inscripción. Procuró hacerse
con algo más de dinero para poder viajar a París, pero no lo consiguió. Decidió
subirse a su bicicleta y empezar a pedalear hacia Francia, mientras que el
resto de participantes viajaban en tren con sus equipos.
Vicente comía pasta y pan, su alimentación para ser un
ciclista de élite era pésima. Su descanso eran cortas horas de sueño con la
cabeza apoyada sobre el duro sillín de su bicicleta.
Vamos a dejarle dormir y recordemos su pasado. El vasco
había tenido tres fuertes accidentes laborales: Una caída de una construcción por
una apuesta (A que no hay huevos a...) , una perforación por una barra metálica
en su tobillo y perdió los cinco dedos al quedarse su pie atrapado en una
máquina. Vamos, que se tomaba su trabajo hasta el límite. Tras este último
incidente, Vicente Blanco quedó completamente cojo... De los dos pies. La
cojera le llevo al alcoholismo hasta que se convirtió en un marginado social.
Pero apareció ese angelito que hay que escuchar para ser un
verdadero campeón: "Cierra ese wiskie y vuelve a las ruedas". Con el
dinero que cobró de las indemnizaciones laborales compro un trozo de hojalata
con dos ruedas. Al poco tiempo empezó a destacar en diversas carreras de fuerte
prestigio.
Su trampolín hacia el Tour fue su victoria en el campeonato
de España. Algo dudosa ya que sostienen que Vicente rompió la punta del lápiz
en el control de la firma haciendo perder tiempo al resto de competidores
(Antes se paraba a media competición para firmar, no existían los chips). Vamos
a suponer que no es cierto. ¿Porqué? Porque sino la historia pierde gracia.
Completó los 1100 km que hay entre Bilbao y París para poder
competir en el Tour de Francia representando por primera vez a España. Llegó
horas antes de la salida.
Sí, lo habéis entendido todo bien: El primer español en
correr el Tour de Francia era cojo de los dos pies, ex-alcohólico y fue hasta
París en bicicleta.
Esta historia es real, aunque no lo parezca. Y como buena
historia realista, no ganó el Tour ni mucho menos, pero lo terminó aunque no saliera
en las clasificaciones.
Vicente Blanco fue acogido en su tierra como el campeón, y
es así, ese ciclista fue el verdadero campeón, fue la historia de esa
competición.
Vicente Blanco es un ejemplo de una persona que ha sabido
plantar cara a los golpes que le ha propinado la vida. Con esto queda
demostrado que de la oscuridad a la luz existe siempre un camino, rocoso y
desnivelado. Vicente podría haberse planteado mil y una escusas distintas para
no luchar por su sueño, y escusas de peso. Pero como ya digo en una entrada
anterior... Escuchó sólo una voz de las mil que tenía en su cabeza, la que
hablaba más flojo, la que decía: "Tu puedes".
Salud y Km