La estrategia de la carrera la tengo muy clara, voy a salir
a comprometer a mis piernas. Soy un atleta amante al riesgo, eso quiere decir,
que me planteo objetivos ambiciosos asumiendo la clara posibilidad de petar en
carrera o hasta incluso lesionarme.
Si hablamos de distancias inferiores o iguales al medio
maratón tomar actitudes agresivas en carrera implica poder acabar los últimos
km de carrera con muchos problemas. Pero no perderás una gran cantidad de
tiempo ya que no estarás más de 3 km con dificultades.
Tomar una actitud imprudente y arriesgada en un Maratón es
jugarse el pellejo, porque si la musculatura te avisa en el km 25… Tienes un
serio problema, lo digo por experiencia…
Así salí yo, a un ritmo de 1h:17 el medio maratón. En ese
grupo me siento muy a gusto, puedo aguantar bien allí y estoy arropado por el
resto de corredores. Llevo un ritmo superior a mi objetivo ambición (2h:35min)
pero me siento bien y no puedo desaprovechar la oportunidad de avanzar km. Gran
error.
No estoy acostumbrado a distancias tan largas. Me ha costado
mucho tiempo ser inteligente en carreras de hasta 21 km. Pero parece que me
llevará otro tiempo trasladar esa prudencia e inteligencia de carrera a la
distancia de 42.
Al km 17 me separo un poco del grupo porque está mi novia
esperándome para animarme, voy tan sobrado y soy tan chulocarreras (o eso creía) que me
paro, le doy un beso y sigo corriendo. Algún corredor bromea conmigo.
Paso el km 21 en 1h:17 min pero me veo con fuerzas así que
cometo un segundo error, aún más absurdo que el primero, y no es nada más y
nada menos que distanciarme del grupo entero. Me voy a correr sólo.
Para que os hagáis una idea es como si estás haciendo un
trabajo grupal con personas tan inteligentes y aplicadas como tú. Tu sólo
tienes que hacer una parte del trabajo ya que el resto se encargará de lo suyo.
Pero eres lo tan sumamente espabilado y lumbreras que decides hacer todo el
trabajo sólo. Pues sí, eso es lo que hice.
Las sensaciones eran increíbles ya que las calles estaban
abarrotadas de gente a los dos lados y todos me animaban a mí. Sabía que al km
25 me volvía a esperar mi novia así que quería que me viera en la misma
posición, separado de uno de los grupos más fuertes de carrera.
La realidad empieza a cobrar vida y el bajón muscular
aparece. Lo dicho, que te pase esto en el km 25 es lo peor que te pueda pasar.
Paso al lado de mi novia y ya no soy tan chulito, a duras penas le choco los
cinco.
Así que, no deciros mucho de los otros 17 km… Un suplicio
que se acentúa cada km hasta el punto que voy a un ritmo tan bajo que me daba
la sensación que estaba retrocediendo. Cada km era eterno, y cuando veía que
había pasado un km no pensaba en que ya quedaban menos km, sino en que aún
quedan muchos km.
Poco a poco cruzo la meta en un estado catatónico y al borde
de la rampa muscular, por suerte esta no llegó en ningún momento, pero de poco
me fue.
En estas carreras te da tiempo a pensar en muchas cosas,
pero cuando estás hecho polvo sólo piensas en la meta y en su glorioso
descanso. Bueno, esto es lo que se debería pensar, yo pensaba en la meta y en
la gloriosa cerveza.
Voy directo al chiringuito de cervezas (o así le llamaban) y
le digo que me ponga dos cañas. El voluntario de carrera se ríe y me sirve dos
claras, vamos, una mierda de limonada (perdón por la palabra malsonante, así lo
veía en ese momento). Le miro y le digo:
-
Nono, jeje, no lo has entendido, dos cañas.
-
Sólo tenemos esto- Dice el camarero con una
risita de subnormal (Un buen chico, pero así lo veía también en el momento)
-
Je..jeje, en serio, dame las cañas va.
-
Nono, es que no hay. Sólo hay esto que tiene un
0,2% de alcohol.
Si, me molestó mucho. ¿0,2% de alcohol? No lo entiendo, es
como servirse un café y pedir 4 bolitas de azúcar. Da igual, el tema es la
carrera.
A pesar de todo muy contento con el resultado, ya que acabar
una carrera tan larga siempre es muy gratificante.
Gracias a Kalenji por prestarme toda la ropa para poder
competir.
Salud y km,