jueves, 19 de noviembre de 2015

Maratón de Valencia

La estrategia de la carrera la tengo muy clara, voy a salir a comprometer a mis piernas. Soy un atleta amante al riesgo, eso quiere decir, que me planteo objetivos ambiciosos asumiendo la clara posibilidad de petar en carrera o hasta incluso lesionarme.

Si hablamos de distancias inferiores o iguales al medio maratón tomar actitudes agresivas en carrera implica poder acabar los últimos km de carrera con muchos problemas. Pero no perderás una gran cantidad de tiempo ya que no estarás más de 3 km con dificultades.

Tomar una actitud imprudente y arriesgada en un Maratón es jugarse el pellejo, porque si la musculatura te avisa en el km 25… Tienes un serio problema, lo digo por experiencia…

Así salí yo, a un ritmo de 1h:17 el medio maratón. En ese grupo me siento muy a gusto, puedo aguantar bien allí y estoy arropado por el resto de corredores. Llevo un ritmo superior a mi objetivo ambición (2h:35min) pero me siento bien y no puedo desaprovechar la oportunidad de avanzar km. Gran error.

No estoy acostumbrado a distancias tan largas. Me ha costado mucho tiempo ser inteligente en carreras de hasta 21 km. Pero parece que me llevará otro tiempo trasladar esa prudencia e inteligencia de carrera a la distancia de 42.

Al km 17 me separo un poco del grupo porque está mi novia esperándome para animarme, voy tan sobrado  y soy tan chulocarreras (o eso creía) que me paro, le doy un beso y sigo corriendo. Algún corredor bromea conmigo.

Paso el km 21 en 1h:17 min pero me veo con fuerzas así que cometo un segundo error, aún más absurdo que el primero, y no es nada más y nada menos que distanciarme del grupo entero. Me voy a correr sólo.

Para que os hagáis una idea es como si estás haciendo un trabajo grupal con personas tan inteligentes y aplicadas como tú. Tu sólo tienes que hacer una parte del trabajo ya que el resto se encargará de lo suyo. Pero eres lo tan sumamente espabilado y lumbreras que decides hacer todo el trabajo sólo. Pues sí, eso es lo que hice.

Las sensaciones eran increíbles ya que las calles estaban abarrotadas de gente a los dos lados y todos me animaban a mí. Sabía que al km 25 me volvía a esperar mi novia así que quería que me viera en la misma posición, separado de uno de los grupos más fuertes de carrera.

La realidad empieza a cobrar vida y el bajón muscular aparece. Lo dicho, que te pase esto en el km 25 es lo peor que te pueda pasar. Paso al lado de mi novia y ya no soy tan chulito, a duras penas le choco los cinco.

Así que, no deciros mucho de los otros 17 km… Un suplicio que se acentúa cada km hasta el punto que voy a un ritmo tan bajo que me daba la sensación que estaba retrocediendo. Cada km era eterno, y cuando veía que había pasado un km no pensaba en que ya quedaban menos km, sino en que aún quedan muchos km.

Poco a poco cruzo la meta en un estado catatónico y al borde de la rampa muscular, por suerte esta no llegó en ningún momento, pero de poco me fue.

En estas carreras te da tiempo a pensar en muchas cosas, pero cuando estás hecho polvo sólo piensas en la meta y en su glorioso descanso. Bueno, esto es lo que se debería pensar, yo pensaba en la meta y en la gloriosa cerveza.

Voy directo al chiringuito de cervezas (o así le llamaban) y le digo que me ponga dos cañas. El voluntario de carrera se ríe y me sirve dos claras, vamos, una mierda de limonada (perdón por la palabra malsonante, así lo veía en ese momento). Le miro y le digo:

-       Nono, jeje, no lo has entendido, dos cañas.
-       Sólo tenemos esto- Dice el camarero con una risita de subnormal (Un buen chico, pero así lo veía también en el momento)
-       Je..jeje, en serio, dame las cañas va.
-       Nono, es que no hay. Sólo hay esto que tiene un 0,2% de alcohol.

Si, me molestó mucho. ¿0,2% de alcohol? No lo entiendo, es como servirse un café y pedir 4 bolitas de azúcar. Da igual, el tema es la carrera.

A pesar de todo muy contento con el resultado, ya que acabar una carrera tan larga siempre es muy gratificante.

Gracias a Kalenji por prestarme toda la ropa para poder competir.

Salud y km,



miércoles, 28 de octubre de 2015

Trail de las templiers

Cuando llegamos allí el primer día me quedé atónito con el espectáculo que había montado entorno a la competición. Una cantidad de gente descomunal que estaban allí para disfrutar del atletismo de montaña.


Ver la llegada de algunos corredores a la meta común que tenían todas las competiciones que se celebraban durante esos días me hacía florecer en mi piel la famosa gallina. Era espectacular... Estoy en una de las fiestas más importantes del Trail, mi deporte pasión.

Por fin llega mi salida, me coloco en primera fila aún sabiendo que hoy hay atletas de alto nivel. Voy a salir a por todas, no dudo de mi capacidad de dar la sorpresa.

Compito en nombre de Kalenji España y quiero dar la talla. He compartido un día con el resto del equipo y no quiero defraudarles, quiero que se sientan orgullosos de mí, quiero llegar a mi tienda y explicarles lo que he conseguido, quiero escuchar a mi padre felicitarme... Voy a dar mi 100%, lo tengo claro.

Suena la canción de las templiers y dan el inicio e la carrera, me coloco en el primer grupo. Quiero empezar la primera subida en este grupo. Al km 1 tomo la iniciativa y ataco a 3:15 el km en el plano, quiero desgastar a los atletas más débiles antes de la subida. 

Empieza la subida, aguantamos tres en la cabeza a un ritmo muy alto, si la pendiente se mantiene podré aguantar. Ante mi sorpresa comienza una subida de una pendiente de un 30%. Efectivamente, una pared. El primer y el segundo corredor se me escapan y aguanto la tercera posición luchando como puedo con la subida.

Se hace interminable, es muy dura, posiblemente nunca me había encontrado con un rompepiernas tan largo. Noto los cuadricep que poco a poco llegan a su límite potencial, tengo ganas de coger el plano para soltar las piernas. El tercer corredor me adelanta y me quedo fuera del pódium.

Cuando llego a la parte más alta me doy cuenta de que voy cuarto con cierta diferencia del quinto, ahora sólo tengo que aguantar el tipo. Una cuarta posición en esta carrera es más que suficiente... Ya os podéis imaginar que no hablo en serio,  voy a la caza de la cabeza de carrera. Me considero un atleta muy potente en el plano de montaña, puedo recortar tiempo km a km.

Me pongo a ritmos muy altos y me quedo sólo entre presas y depredadores. Yo sólo pienso en mis presas.

Adelanto al tercer atleta y cruzo el primer punto de control con una posición que va a ser muy dura de aguantar en el pódium.

Me siento bien, y se que podré aguantar hasta el final, tengo una buena posición asegurada. Cojo una subida que viene siendo pura escalada, me ayudo con las manos para impulsarme. No me veo flojo, pero llegaré muy justo al final de carrera. Tengo el agua justa para llegar hasta el final.

No veo señales por ningún lado, sigo subiendo con la esperanza de ver algo. A los 30 metros veo un cartel que pone "la Solarite". Básicamente se podría traducir en: "Te has equivocado de camino campeón". Doy media vuelta y al cabo de un par de km cojo al denso del grupo. He pasado de ir tercero a 70. Un golpe psicológico me tumba al suelo, me desanimo completamente, me siento y empiezo a observar el paisaje mientras medito. 

"Voy a abandonar, es injusto, no me merezco esto, he luchado para estar entre los primeros"
Una parte de mí me hace levantarme y correr como si fueran los últimos 100 metros. Estoy lleno de rabia y pierdo el control, me pongo a subir a más de 180 pulsaciones adelantando a los competidores que caminaban. No pienso en las consecuencias que me traerá.

Llegando a la parte de arriba ocurre lo que tenía que pasar, se me suben los cuadricep y me retuerzo de dolor en el suelo. No recibo ayuda de nadie y tengo que controlar yo el músculo de cabeza. Es difícil de explicar la situación en la que me encontraba, he pasado de estar en tercer lugar con suficiente fuerza como para aguantar a estar retorciéndome de dolor en el suelo a 10 km de la meta.

Llego al punto de control como puedo y pido retirarme. Lo tengo claro, no quiero seguir. Me siento en una silla y empiezo a recriminarme mi error en voz alta. No quiero saber de nada ni de nadie, que me lleven al hotel y me pongo a dormir.

Me llega una imagen a la cabeza, mi primer duatlón: Rompí la patilla de cambio de la bicicleta en el primer km y decidí correr 21 km con una bici a cuestas para acabar la carrera. ¿Dónde está ese deportista?

He ganado muchas carreras desde entonces y ya no se cruzar metas en posiciones tan retrasadas. Me preocupa lo que puedan pensar de mí, me parece injusto. Últimamente si voy bien acabo, si me pasa algo me retiro. Pero... tú nunca has corrido para nadie, corres por ti. ¿Dónde esta ese Jorge que ha llegado a metas vomitando, sangrando o hasta incluso al borde del desmayo? ¿Dónde está ese Jorge que nunca se rinde? ¿Ya no es capaz de aguantar los golpes que da el deporte?

Tengo los ojos lagrimados porque me veo incapaz esta vez. Me levanto para dirigirme al coche que me bajará hasta abajo. Me siento en la parte trasera y noto un pinchazo en la lumbar, tengo algo en el bolsillo. Es un elefante con la trompa hacia arriba: Me lo regaló mi novia hace unos meses como amuleto de la suerte, me dijo que con eso nunca nada me podría ir mal, lo llevo en todas las carreras. Me había olvidado hasta incluso de eso.

"Stop¡, I will run" Grito mientras estoy bajándome del coche.

Así soy yo, no voy a rendirme, he venido a algo: cruzar una meta. Y para ello tendré que luchar con la parte más dura de una carrera, muy por encima de los dolores físicos, vencer a la bestia mala de nuestra mente.

Me acuerdo de todos: mis compañeros de Decathlon Mollet que me dieron ánimos antes de salir, me acuerdo de mi equipo de Kalenji como me decían que podía con todo, de mis padres, mis amigos... Poco a poco llego a la meta. 

¿Cómo estoy? ¡Mejor que nunca!, una derrota que me ha valido como cinco victorias. He vuelto a ser lo que era: "Un chalado que nunca se da por vencido"

Prepararos, una bestia a despertado. Muy orgulloso de mi equipo Kalenji en Templiers: Eva Benz, Vicente Roig, Llorenç Sarrión y Alejandro Reina. He acabado en parte por vosotros. 

¡¡Vamos Kalenji Team!! Esto sólo ha hecho que empezar.




Salud y km desconocidos.






viernes, 4 de septiembre de 2015

Venciendo a la historia

Hace años escribí una entrada en mi blog que se titulaba compitiendo contra la historia. Hablo de una carrera de 6 km donde logré la primera posición pero no superar el record histórico de la prueba, batido 20 años atrás.

Al siguiente año volví a correr y perdí dos minutos respecto al año anterior. Fue un verdadero bajón ver que en cuestión de un año he pasado de ser el que casi logra el “imbatible record” a el que nunca lo conseguirá. Es allí donde me prometí que algún día lo lograría.

Teniendo en cuenta de que estoy en la mejor edad para esta distancia no podía dejar pasar muchos años así que empecé a entrenar con varios objetivos en la cabeza, entre ellos, batir el record.

Vuelvo a estar después de 3 años otra vez aquí, ante la expectativa de la gente del pueblo. Varios días han pasado que mis compañeros y otros me van preguntando si me veo capacitado de lograr aquello que nadie lo ha hecho en 23 años. Batir un record de alta dificultad. Algunos siguen pensando que es imposible, otros no se la juegan y los mejores saben que lo haré. Yo… confío en mí.

Suena el disparo inicial y encabezo la carrera a un ritmo muy fuerte, quiero perder de vista el grupo rápido y centrarme 100% en mí: Mi respiración, mis ritmos, mis tiempos… Hago un primer quilómetro por debajo de 3min/km. Si sigo corriendo con esta intensidad lo lograré.

La carrera es espectacular por dos motivos: Por el reto de batir algo que la gente no se espera y por el ambientazo. A pocos metros de mis zancadas se encuentra un coche donde están mis amigos animándome a pulmón abierto, de lo que estoy muy agradecido. Esto hace que uno pueda dar su máximo rendimiento en carrera ya que cuenta con una parte hecha, posiblemente la más importante: La motivación.

Llego hasta arriba del puerto en 9:50, 10 segundos menos respecto a mis cálculos, que ya cuentan con un amplio margen de error. A priori cualquier persona pensaría de que esto está hecho, pero yo no lo veo tan claro. Estoy muy cansado de pulmones y de musculatura.

Empiezo a notar en la bajada un pinchazo en el costado que cada vez es más agudo, para evitarlo procuro apretar las abdominales pero eso penaliza el ritmo de mi respiración.

En estas situaciones el cuerpo se empieza a descontrolar, me explico, la respiración entra y sale sin sentido y sin ritmo, la técnica de pisada va como quiere, las zancadas arrítmicas… Si dejas que esta situación te siga controlando llega un punto que caes al suelo. Hago grandes esfuerzos de cabeza para seguir lo más entero posible.

Exceptuando algunos tramos cortos logro seguir con un ritmo muy alto, pero me queda el último quilómetro y aunque parezca que lo voy a conseguir mi situación es catatónica y se incrementa mi malestar de una manera vertiginosa.

Cierro los ojos y pienso en la meta, pero no puedo, mi cabeza tiene que estar pendiente de la carrera, estoy a sólo 700 metros y lo único que tengo que hacer es mantener el ritmo.

Me meto la mano en el bolsillo del pantalón y saco un elefante que apunta con la trompa hacia el cielo. Lo agarro con el puño y aprieto con fuerza para combatir estos últimos metros.

Supongo que dejar al lector sin explicación respecto a dedicar un párrafo a un elefante sería un tanto confuso. Allí va: Hace unas dos semanas mi novia, Patricia, me regaló un pequeño elefante que proviene de Thailandia. Su función es darme suerte en las carreras.

Sinceramente, no creo en la supersticiones, pero si en el poder de la mente, y este amuleto lleva consigo un sentido y una valía que no me cabe duda que me hará luchar por encima de mis posibilidades el último tramo de la carrera. Dejo caer que el último quilómetro lo hago en 2:47min/km

Tras unos 3 años del día que prometí batir el record cruzo la meta con un tiempo inferior al que se hizo hace 20 años. Eso quiere decir que lo he conseguido. Ahora, en la cursa de Coll de Gomara, que es tan cutre como importante a nivel personal para mí, hay un nuevo record histórico.
Hoy, empieza la cuenta de esta nueva historia, y no terminará hasta que alguien decida batirlo de nuevo. Ya me puedo imaginar, dentro de más de 20 años, quien será…

Salud y km,


martes, 18 de agosto de 2015

Milla sant antonio de Calonge

Un año más que me dispongo a correr la tan esperada carrera. Es una carrera que me trae bastantes grandes recuerdos  ya que siempre que la he corrido he podido disfrutar de un Podium, pero nunca he subido a lo más alto del absoluto.

Este año voy a intentar luchar la primera posición, pero soy consciente de que es una carrera donde el talento se deja ver y hay atletas de alto nivel. 

Por primera vez me atrevo con la milla y los 5 km nocturnos, con tan sólo 30 minutos de descanso entre una carrera y otra. Todo esto vestido de pies a cabeza con Kalenji.

Suena el disparo inicial y me coloco en la cola del primer grupo, han salido a un ritmo por debajo de 3min/km y eso para mi es insostenible a lo largo de la carrera, así que dejo que se envalentonen en la primera recta. Conozco esta distancia y puede engañar mucho al corredor ya que parece ser muy corta, cuando en realidad se puede hacer muy larga. Hay tiempo.

A los 300 metros el grupo relaja el ritmo y aprovecho para ponerme en la cabeza. Vamos un corredor y yo marcando el ritmo codo a codo pero nos pisan los talones 5 corredores más. Ya me han advertido que es un corredor de alto nivel, pero no me deja imponer, me siento muy bien al ritmo que voy y podré aguantar sus ataques.

Me lanza el primero a los 500 metros, lo sigo justo detrás y se descuelgan dos corredores, ya estamos tres en el pódium. Cogemos un ritmo que noto que me castiga las piernas pero lo aguanto bien.

Empezamos la última vuelta, la más bonita de todas ya que el público se vuelca en el evento de una manera especial. Seguimos codo a codo y el tercer corredor se queda un poco atrás. Nadie sabe que es lo que pasará, pero queda en clara evidencia que será una carrera disputada hasta los últimos metros.





A sólo 250 metros de la meta seguimos codo a codo pero tomo la iniciativa y presiono al atleta con un nivel más. Estoy tranquilo porque se que podré esprintar los últimos 100 metros, y por ahora, no he perdido nunca en un sprint final, podríamos decir que es mi gran ventaja.

A los 100 metros corro a mi 100% y logro dejar atrás al segundo corredor, cruzo la meta en primera posición. Voy rápidamente a descansar que en breves he de correr 5 km.


Segunda salida, me pongo nuevamente en la cola del grupo líder. Un corredor se descuelga sólo y se coloca a varios metros del grupo. Sé quien es, es el campeón mundial de duatlón (atletismo y ciclismo unidos).

Al poco rato un corredor y yo nos desmarcamos del grupo y nos juntamos con la liebre de carrera.

Así estamos hasta los 4 km. El ambiente es espectacular, en cada metro de la pista hay muchos aficionados, tanto en la calle como en todos los balcones de la carrera. Increíble la sensación de sentirte tan animado por la gente.

El último quilómetro cada uno coge su ritmo y dos corredores nos conseguimos desmarcar unos metros del tercero. Parece que vuelvo a jugarme todo en un sprint final. Parece.

De manera muy estratégica el segundo corredor tomó la iniciativa antes de los últimos 200 metros (luego me confesó que no quería vérselas conmigo en un último sprint, ya había visto la anterior carrera) me saca una distancia que no soy capaz de recortar, así que cruzo la meta en segundo lugar.


Muy contento de mis resultados, puedo disfrutar de dos trofeos más que brillarán en la vitrina de una manera especial. 

Agradecimientos a mis patrocinadores Kalenji, KT Tape y mi fisioterapeuta Jordi Ulldemolins


Salud y km.

viernes, 19 de junio de 2015

Medio Maratón Trail Vacarisses

Suenan los cuartos de las campanadas, estamos todos a la espera de la campanada principal para salir al ataque. Los corredores que tengo a mi lado me suenan de vista de otras carreras. Posiblemente yo también les sonaré a ellos, no es muy usual ver en las primeras líneas un chaval vestido de pies a cabeza con la equipación de Kalenji.

Salimos y cojo la cabeza de la carrera, me encanta girarme y ver como se van descolgando los corredores hasta que nos quedamos un pequeño grupo.



A los 100 metros me adelanta un grupo de 5 corredores a 2:52 el km. “No les sigas, este ritmo no se aguanta ni medio minuto más” Me retraso y me pongo en la cola del primer grupo de carrera.

Llega la primera subida y vuelvo a retomar mi posición, ahora si que no me muevo. Tengo un ciclista delante que nos marca el camino y eso ayuda a pensar sólo en mis ritmos sin tener que pensar en no perderme.

A os 4 km me siguen 4 corredores, uno pegado a mi nuca y tres a unos 10 metros de distancia. Creo que es hora de hacer algún ataque, me siento muy bien y quiero aprovecharlo.

Cogemos el primer “corriol” y aprieto el ritmo con mucha fuerza. Al finalizar esta primera subida me giro y ante mi sorpresa veo el segundo corredor que no se ha dejado imponer. Me entra un poco el miedo, he apretado mucho y no es normal que me haya aguantado.

Vuelvo ha hacerlo en la bajada. Bajo arriesgando en cada salto y derrapando con la suela en las curvas. Pero aún yendo más rápido no logro perderle de vista. Está claro que es un buen corredor.

Estamos así hasta el km 7 que vuelvo a atacar y no logra aguantar el ritmo. Ahora sí, corro sólo. Me siento muy bien y puedo controlar un buen ritmo sin agotarme demasiado. La carrera es larga (22 km) y quiero aprovechar mi energía al final. De todas maneras no puedo permitir que el segundo corredor me vea, no quiero darle pistas de cómo voy ni dónde estoy.






Me siento bien en todo momento: En las bajadas soy técnico, en las subidas potente y en el plano constante. Pierdo el miedo, estoy corriendo muy rápido y no noto en ningún momento que decaiga.

Empiezo a ser prudente y bajo el ritmo para asegurar un buen final. Para que exprimirme a mi 100% asumiendo el riesgo de petar. Tengo muy clara una cosa: Voy a ganar. Sonrío y aprieto el puño.

Soy el primero, y no ha sido fácil: Madrugones, levantarse del sofá a regañadientes, salir con lluvia, viento, frío, calor, gritos, sufrir desesperos, impotencia, dolor, caídas, rascadas, contusiones, esguinces…  Pero todo esto tiene una contrapartida que supera con creces las malas pasadas: Liderar una carrera.

En el último km se que he ganado, voy justo detrás de las dos bicis que me abren el camino entre los corredores que están subiendo por el km 12-14 (coincidía el recorrido en ese tramo). La gente me aplaude y me anima.

Escucho al speaker que dice que he batido el record de las otras ediciones por cuatro minutos. Me quedo gratamente sorprendido sabiendo que he llegado en buen estado.

He de felicitar a la organización porque en este caso ha sido excelente. Voluntarios en todo momento, cada metro señalizado y unos avituallamientos excelentes. MUY BIEN.

Otro pódium como embajador de Kalenji. Orgulloso de estar en este gran equipo.

Salud y km técnicos.