La ilusión de cumplir con aquel reto que llevas meses anhelando.
Las ganas de levantar los brazos y suspirar con fuerza sabiendo que lo has
conseguido. Escuchar la multitud aplaudiéndote y felicitándote, sabes que te lo
has ganado. Pero lo mejor es cuando te cuelgan la medalla, estrechas la mano
con el asistente y lanzas un grito al aire que sólo se acaba cuando ya no aire
por expulsar, pero en realidad el alma sigue. Un grito que expulsa a una bestia
que llevaba semanas atormentándote, creada a base de sufrimiento, dolor y
desanimación. Incluso te llevas las
manos a la cara para que nadie vea el brillo de tus ojos por las lagrimas.
Horas y horas de entreno, no importaba si diluviaba, nevaba
o hacía un sol desesperador. Tampoco si eran las diez de la noche o las 6 de la
madrugada, ni siquiera dejar de lado planes ociosos, salidas nocturnas y cenas
alargadas. No importa, las dificultades que surgen a la hora de alcanzar un objetivo
son las que hacen del reto algo increíble que es capaz de lanzarte al aire a
por más sueños.
A pocos días de la gran competición surge un imprevisto que
te impone un muro entre tú y ese reto que llevas meses visualizando. Una
febrada que me pone problemas para llegar de la cama al baño.
Hoy he soñado que me recuperaba, me levantaba y llamaba a mi
hermano.
"Luís, nos vamos a Luxemburgo, salimos en 5
minutos"
Cuando me he levantado y me he topado con la cruda realidad
he asumido que no podía competir ya. ¿Y ahora qué?
En el momento en el que dejas que los golpes de la vida te
desanimen es cuando pierdes ventaja
respecto aquellos que han decidido ser valientes. Esto es como las carreras, si
bajas el ritmo en un sólo kilómetro puedes perder diez posiciones. Y siempre se
trata de adelantar.
Luxemburgo ya es agua pasada, ahora toca poner la mira en
otros retos aún más difíciles de lograr, toca levantarse y correr. Levantarse y
pedalear. Levantarse y nadar. Levantarse y luchar. Porque una dificultad sólo
da paso a un mayor logro si se transforma en una oportunidad, los obstáculos del camino nos hacen más
fuertes... En este deporte no hay tiempo para bajar la cabeza.
Salud y km