martes, 15 de mayo de 2012

IronCat 2: Sufrimiento pasajero, Victoria eterna.

(Leer entrada anterior)

“¡¡¡¡VAAAAA, UN POCO MÁS!!!!”
Quedan unos 14 km, me desmoralizo completamente, ni el público ni mi familia es capaz de levantarme el ánimo. Me paro por completo y apoyo los codos sobre las rodillas, una situación de película “Rocky”, escucho el silencio y empiezo a recordar todo el esfuerzo por el que he tenido que pasar para llegar hasta allí.
“Y yo ahora ¿Cómo le explico a mis amigos que han confiado tanto en mí que no puedo lograrlo? ¿Qué me rendí en el campo de batalla?”
“Por Dios, haz lo que sea”
Las piernas están tan agarrotadas que no permiten el movimiento normal, los pies ni los siento, la espalda quemada por el sol… La situación es crónica. La impotencia empieza a invadirme, ya no tengo recursos.
Algunos me preguntan si quiero asistencia médica. Suspiro con fuerza.
“Yo acabo esto lo acabo aunque sea a cuatro patas”
Miro hacia los lados, me mira la gente, algunos callados y otros gritándome, yo sigo en mi silencio. Las piernas me gritan que no, pero el alma me ordena que sí… Saco lo poco que me queda, levanto mi cuerpo junto con mi hermano y a correr, si caigo… Caeré sabiendo que soy un guerrero.
La gente de la calle y de los balcones se levanta y empiezan a gritar, pitidos, aplausos, ánimos, bubucelas…
“Vamos Campeón. Vamos que ya es tuyo”
Me recorre otro escalofrío por el cuerpo y con ojos lagrimados sigo en mi lucha. La emoción me resucita.

Quilómetro a quilómetro, paso a paso, voy ganando distancia. En esos momentos cien metros más o  cien metros menos me importaban mucho, sufría cada metro.
A pocos metros de meta, mi hermano sigue a mi lado, no me ha dejado ni un solo momento, ha estado allí.
Cruzo el control y con los brazos levantados me digo:
“Felicidades. Eres IronMan”

Una sola brazada, una sola pedaleada y una sola zancada resultan ser insignificantes para lograr el IronMan. Pero a la vez son necesarias. Y cuando se suman cada una de esas insignificantes acciones repetidas veces, se logra el reto.
Detrás de este triunfo ha habido millones de pedaleadas, zancadas y brazadas, miles de quilómetros, cientos de horas, momentos de dolor, de desesperación, de desmoralización… Ha habido un enorme esfuerzo.
Entonces, ¿vale la pena? es la pregunta que más me he repetido durante los últimos meses. Y sobre todo durante la competición.
 Es un triunfo que lo tendré de por vida en mi interior. Que estará siempre allí, es imposible que se vaya, pase lo que pase. Todo el dolor se amortiza un segundo después de cruzar la meta. Por tanto: Sin duda alguna, ha valido la pena.
He de dar las gracias a todos los que me han apoyado, en la carrera tuve tiempo de recordar cada palabra de apoyo de mis amigos y familiares. Y era eso lo que me hacía levantar cabeza.
De verdad y sin ser falso humilde. No lo hubiese conseguido sin esa ayuda. Gracias.


Tiempos (transiciones incluidas):
Natación: 01:16:40
Ciclismo: 06:26:02
Maratón: 05:16:18
Total: 12:58
Posición total: 119 de 172
Posición sub-23: segundo (i último)

8 comentarios: