Poco antes de salir mi padre me pregunta qué tiempo objetivo
quiero hacer. Siempre me ambiciono mucho en las carreras, eso tienen su parte
positiva y su parte negativa, pero lo que está claro es que si tu objetivo es
ser el mejor, has de asumir esta virtud.
“Quedar primero”
Pero, ¿Porqué no puedo ser yo también uno de ellos?. Hoy
quiero demostrar que estoy en esa línea vestido de pies a cabeza de Kalenji y no pienso dejar nada fácil el
pódium.
Salgo el primero, me coloco detrás del coche y me digo a mi
mismo “Este es tu sitio”.
Al km 2 estamos solos otro corredor y yo. Es un chaval
imponente: Alto, fibrado y, evidentemente, de un club de prestigio.
La primera subida me desmarco y me coloco en primera
posición completamente sólo. Estoy algo asustado, hay buenos corredores y les
estoy sacando un buen trecho, no se si he caído en el clásico error del
corredor: El ritmo regresivo.
Km 5. Sigo primero y con cierta distancia, de todos modos,
se que mi cuerpo empieza a quejarse demasiado. Las piernas
ralentizan la velocidad de manera automática, soy yo que he de tirar de mente para que no decrezca el ritmo. El flato empieza a florecer de una manera punzante y aguda, por tanto, la respiración hace lo que quiere.
Hasta el km 8 no bajo el ritmo. Me giro y veo a lo lejos al
segundo y el tercer clasificado. Sé que si aguanto a este ritmo la carrera es
mía, pero sinceramente, estoy en mis últimas. Aunque estén muy lejos me están
recortando distancia y eso me hace pensar en lo que nunca se puede ni si quiera
plantear. No, cuando has venido a lo que has venido.
“Bueno, si estos dos me pillan, el tercer puesto lo tengo
bastante asegurado”
Rápidamente cambio, plantearse la opción de perder
posiciones es el inicio del fracaso.
“Jorge, cualquier cosa que no sea ganar, es un fracaso”
Puede parecer que sea demasiado duro con migo mismo, pero os
aseguro que en estos momentos has de auto exigirte mucho. Si esa opción
planteada llego ha aceptarla, quedo tercero con suerte. Por eso he de cerrar
los dientes y aguantar como sea hasta el final, pero si una cosa tengo clara,
es que cruzaré la meta dando mi 110%.
Últimos 100 metros giro la cabeza y no veo al segundo
clasificado, aún así repito el movimiento los últimos 50 y los últimos 10
metros antes de llegar a meta.
Se que he ganado, lo he conseguido. Ahora me toca disfrutar
del momento, cruzo lº la meta con los brazos levantados ante los aplausos de
todo el público, ante las felicitaciones de un speaker y sobretodo ante mis
propias felicitaciones.
Muy contento con el resultado, sobretodo de haberlo
conseguido con el Kalenji Team, al
cual agradezco el apoyo recibido.
La conclusión de la carrera es evidente: “El dolor es
temporal, puede durar un minuto, una hora o hasta incluso un día, pero la
victoria, es eterna”
Salud y km
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