miércoles, 6 de junio de 2012

Huir en vez de luchar

Qué fácil  es engañarse a uno mismo, hasta el más listo lo consigue. Incluso a veces, nos esforzamos para conseguirlo sabiendo que no es la opción óptima. Situaciones dónde se escuchan frases como:
“Ya he estudiado toda la mañana y me ha cundido, si mañana le dedico… Esta tarde puedo salir”
“Este examen me compensa dejarlo para setiembre, por tanto, ¡ya he acabado!”
“Tío, da igual, si tampoco me gustaba”
Y la clásica de las clásicas, la más escuchada:
“Creo que al final farrearé, si mañana estudio… valeeee, hoy se lía”
  Los pasos son sencillos:
1.       Plantearse la opción alternativa (normalmente más entretenida).
2.       Cambiar el planning completamente para compensar esas horas perdidas ( que nunca se consigue)
3.       Tranquilizarte de conciencia (2 copas es un buen remedio)
4.       Efectuar la acción
Posteriormente, pensándolo en frío, te das cuenta que esa opción es la causante de que el agua te llegue hasta las orejas.
Levantarse a primera hora de la mañana, tener que prescindir de él apalanque post comida, obligarse a no ver un partido de segunda división (son los mejores, porque aparte de ver fútbol, da una sensación de mayor apalanque y sin sufrirlo)… Y el más duro: Dejar de lado la cerveza fría con una buena discusión Barça – Madrid, Messi – CR7 o la de veces que los periquitos han robado ligas al FCB. Es difícil, muy pero que muy difícil renunciar a estas cosas.
Las dos últimas semanas no he hecho absolutamente nada (exceptuando algo de fútbol). Ahora que me propongo volver a las andadas, me doy cuenta que las escusas que me autoimponía eran penosas.
“No voy a coger la bici a mi hermano…” Si es que en realidad me da igual.
 “Es bueno salir de fiesta hoy para liberar tensiones” Salir un rato seguro que sí, pero llegar a las 6 de la matina a casa… eso es otra cosa.
“Hoy también”
“Hoy plan tranquilo… va una más… una rato de discoteca….”
Es como dejar de fumar, escusas, aplazamientos, renuncias…
Pero hay un truco, y lo dice un ex-fumador, el truco es evadir la cabeza de pensamientos absurdos.
Llevo un año sin fumar, y si me pongo a pensar por dos segundos que era una calada de tabaco, es decir, si visualizo el proceso: comprar el tabaco, abrir el paquete, sacar el primer cigarro, darle golpes contra la mesa, encenderlo, inhalar el humo, observar el papel quemando, desprenderse del humo, intentar hacer círculos, tirar la ceniza… ¡Me dan tantas ganas de fumar como el primer día que lo dejé!, sin embargo, se me hace muy fácil el no fumar aunque me tiren el humo a la cara, porque he aprendido a evadir el pensamiento, a ni si quiera plantearme la alternativa o la opción.
Allí está el truco, hoy lo he intentado: He llegado a casa, he cogido la bici y sin pensar en absolutamente nada he salido. No tiene más.
No hay que darle opción al autoengaño, ni si quiera hay que dejarle que te muestre sus alternativas. ¡Son malas!
Voy a poner un último ejemplo que todo el mundo se sentirá identificado:
Clásico copeo: hay risas, copas, anécdotas… se está bien. Es muy difícil salir de allí, la única manera es levantarse, despedirse y cruzar la puerta sin pensar en nada. Una vez as cruzada la puerta, ya está todo hecho.
-          Tío quédate un poco más que ahora…
-          Vete a tomar por…- Y punto, te piras.
A lo de siempre: Cuando tu cuerpo lleva 4km a nado, 180 km a ruedas y 30 km corriendo… o aprendes a evadir los pensamientos… o no sigues ni dos metros más. Lo mismo pasa con distancias veinte veces más cortas, con el gimnasio, con el básquet, futbol… Con todo.
Así que en vez de plantarle dos cojones (para los hombres) o algo de valor (para las chicas), simplemente, ni lo pienses.
Salud y Kilómetros.

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