“Lo siento mamá, he de tomar este bote” Esa fue la última
vez que vio a su hija.
Esta la increíble historia de Samia, atleta Somalí. Una niña
que nunca dejó de creer en sí misma. Ella tenía un sueño, que cogió y lo
protegió con los dientes cerrados, no dejo que nada ni nadie se lo robara. Will
Smith estaría orgulloso de ella.
Empezó retando a los chicos de su clase, las chicas eran
demasiado fáciles para ella. De callejuela en callejuela nadie lograba batir a
la pequeña Samia. Allí empezó su pasión por el atletismo.
Su madre le apoyaba por encima de todo. Pero le inquietaba
la idea de que su hija entrenara por las calles de un país donde la paz era
escasa. Entre tiros y muertes Samia corría para llevar a su país a los juegos
olímpicos de Pequín.
Empezó a competir a nivel nacional, sin embargo, la falta de
un buen entrenador y material en condiciones no le permitía entrar en las
plazas olímpicas.
La pequeña protagonista nunca se rindió, no era la más
rápida, pero si la más valiente. Una niña que nunca paro de intentarlo.
Corriendo por encima de todo.
Las cosas se complicaron mucho más cuando su padre y su tío
fallecieron en la guerra. Ella tenía bajo su responsabilidad cinco hermanos.
Quien en su sano juicio seguiría soñando en llegar a unos juegos olímpicos.
¿Quién? ¿Cómo? Esta pequeña valiente, con coraje. Sacaba el tiempo de debajo de
las piedras y corría por las calles más peligrosas del mundo. Incluso alguna
vez se topaba con calles cortadas por el ejército.
Cualquiera de nosotros deja de correr un día porque llueve,
porque hacen un partido de segunda división, porque nos duele la uña del pie,
porque hay una manifestación… Porque sí. Imaginaros ahora que te dicen que de
vez en cuando hay bombardeos en la diagonal, o que acaba de caer un misil en
plena Viagusta. No habría ni Perry Mayson por las calles.
Esta niña corría jugándose su vida por un sueño. Es
increíble, nada, absolutamente nada puede parar a esta chica. Por eso que logró
lo que tanto anhelaba. Ir a Pequín en representación de su país.
Sus límites habían escalado un par de posiciones. Ahora su
sueño era el oro olímpico. A falta de entrenadores durante tantos años era algo
imposible para esas olimpiadas. Samaia luchó con toda su alma en esos
doscientos metros.
Gente que presenció la carrera en directo sostenían que la
mirada de esa niña era de campeona. Su historia no podía ser de nadie más que
la de la campeona del mundo. Esas olimpiadas no logró ganarlas, de todas
formas, su carrera de atleta empezaba allí. Ahora nadie la podía parar, la
bestia se había despertado.
Cuando llegó a Somalia, su familia la recibió con los brazos
abiertos, pero no sabían cómo había quedado. Ese país estaba prácticamente
incomunicado por la guerra.
Su vida empezaba, su sueño cogía forma. Desgraciadamente las
cosas se torcieron aún más y la milicia fundamentalista Al Shabab, prohibió el
deporte y cualquier atisbo occidental. Lo hicieron amenazando con la muerte a
aquel que se atreviera a correr o algo similar.
La niña quedó traumatizada y dejó el atletismo… un tiempo.
Poco a poco los dientes se cerraban con más fuerza y la bestia que tenía dentro
de sí gritaba con más rabia para salir de allí.
Un bote partía de Somalia hacia la costa Italiana. Era su
oportunidad de triunfar, llegar allí y correr con libertad. Las cosas no son
tan fáciles, ese bote suponía un enorme riesgo, por eso, su madre la prohibió
dejar Somalia de esa manera.
“Lo siento mamá, he de tomar este bote” Esa fue la última
vez que vio a su hija. Samia murió ahogada durante el desplazamiento.
Entre ella y su sueño solo le podía parar la muerte. Una
muerte causada por el odio de un general. Por la maldad de una milicia. Por la
mentira de un país.
Este tipo de muertes no han de ser en vano, no los son. Esta
historia, tan real como dramática enseña al mundo entero valores necesarios. Un
país entero decía que no se podía, una pequeña niña gritaba que sí.
Pero no es así, estas historias que nos enseñan grandes
valores están escondidas tras los vestidos que luce Belén Esteban y la nueva
novia de Rafa Mora.
No te preocupes campeona, hay blogs que anteponen este tipo
de historias por encima de todo.
Salud y km.
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